Los grandes principios
Dieta hipotóxica, desintoxicante, ancestral, original y hasta “paleo”: he aquí la terminología que se emplea indistintamente para definir este método alimentario. El mismo se fundamenta en un razonamiento científico y en el estudio clínico de 2500 personas. La selección de los alimentos de la dieta Seignalet se basa en la investigación fundamental y en la investigación clínica. El objetivo estriba en limitar la porosidad del intestino delgado (hiperpermeabilidad).
La dieta diaria excluye totalmente:
1. todo tipo de leche animal (vaca, cabra y oveja) y sus derivados: mantequilla, queso, crema, yogur, helados, etc.
En la naturaleza, ningún animal salvaje consume la leche de otra especie.
La leche animal es muy diferente de la leche materna humana. Su estructura molecular, según Jean Seignalet, no es adecuada para las enzimas digestivas de numerosas personas.
2. Los cereales mutados o indigestos (el trigo, el maíz, el centeno, la cebada, la avena, el kamut, la escanda común o espelta, la escanda menor o escaña, el mijo, etc.).
En cambio, los cereales no mutados (arroz, trigo sarraceno, sésamo) se pueden comer.
A lo largo de 5000 años, estos cereales sufrieron numerosas mutaciones genéticas. Su estructura molecular es muy distinta de la de los cereales de los albores. Por ejemplo, el trigo pasó de 7 a 21 pares de cromosomas. El maíz primitivo medía 7 cm. Hoy, las plantas pueden medir 6 metros. Algunos cereales, como la escanda menor y el mijo, resultaron nocivos en numerosos pacientes.
Este primer principio de exclusión es esencial y, en algunos casos, puede ser suficiente. Sin embargo, hay que aplicarlo a rajatabla. Es posible pensar en reintroducir estos alimentos una vez que el estado de salud hubo mejorado. Entonces, cada uno comprende fácilmente cuán sensible es a estos alimentos. Si los síntomas indeseables vuelven a aparecer, quiere decir que el alimento no es adecuado para el terreno genético de la persona.
Hay que ingerir productos crudos o cocinados a una temperatura inferior a 110°C.
La aplicación de este segundo principio varía de caso en caso. Algunos libros o algunos blogs "Seignalet" sugieren recetas con una cocción prolongada, a fuego vivo y hasta frituras. Sus autores transmiten su propia experiencia acerca de la dieta. Ellos toleran bien dichos métodos de cocción pero no a todos les pasa lo mismo.
Como el patrimonio enzimático no es idéntico en todos los seres humanos, algunas personas son muy sensibles a la cocción. Tal es así porque las modificaciones moleculares que desencadena el calor vuelven indigestas, en particular, a las grasas y las proteínas animales. La cocción excesiva de los aceites, las carnes, la yema de huevo y las plantas oleaginosas puede contrarrestar la eficacia de la dieta. Por ello, conviene limitar la cocción de dichos alimentos o ingerirlos crudos hasta obtener una mejoría. Entonces sí, se puede pensar en reintroducirlos para comprobar su impacto en la salud.
Por último, todos los días hay que ingerir cruda una parte de los alimentos, para conservar la cantidad de vitaminas y de minerales que contienen (el calcio, especialmente) y para optimizar el aporte nutricional (fruta y hortalizas crudas).
Todos los días hay que ingerir aceite virgen crudo, obtenido por primera presión en frío.
Para responder a todas las necesidades del organismo, es importante consumir distintos tipos de aceites: el aceite crudo de oliva, de onagra (o de borraja) y de nuez cruda (soja o colza) aportan el conjunto de ácidos grasos necesarios. Cuando es preciso cocinar los aceites, es preferible usar aceite de oliva y de cacahuetes que resisten mejor al calor.
Otros consejos:
1.
- Es mejor usar sal y azúcares integrales, aunque consumir azúcar refinado no contrarresta la eficacia de la dieta.
- Es preferible optar por los alimentos biológicos que contienen menos productos tóxicos (pesticidas).
- Por último, es recomendable añadir suplementos de vitaminas y minerales, en dosis fisiológicas correctas. Son un coadyuvante útil porque los métodos de producción actuales, frecuentemente, suministran alimentos que crecen demasiado rápido y que son más pobres en nutrientes.
Existen otras muchas recomendaciones dietéticas que, sin lugar a dudas, tienen un fundamento, como comer la fruta lejos de las comidas, por ejemplo. O eliminar por completo los azúcares blancos. Es posible incorporar estas nociones en la práctica pero la dieta Seignalet es eficaz tal como fue formulada.
Estas otras recomendaciones no son indispensables para que la dieta sea eficaz pero pueden aportar beneficios a la alimentación cotidiana.